lunes, 30 de marzo de 2009

Entrevista a Rosario Ramos

Noticia: La Opinión de Zamora
Foto:
Claudio F. de la Cal

Rosario Ramos Lumeras
Presidenta de las Damas de la Luz y la Soledad

Nuestra Semana Santa es infinitamente mejor y debemos estar orgullosas de ello

MÓNICA C. THOMSON.
- ¿Qué significa ser Dama de la Luz y de la Soledad?
- Es una costumbre que se ha recuperado. Era una procesión, cuando los pasos no llevaban luz. Te estoy hablando que toda mi familia ha sido toda la vida de las cofradías. Hay datos del año de 1771. De coronas y todas esas cosas, son cosas que regalaron mi familia. Había una procesión que se llamaba la Procesión de las Tinieblas en la que iban las mujeres alumbrando con los faroles los pasos. Después aquello se perdió. Y hace justo once años me llaman un día, yo como soy camarera de la Virgen, vestir a la Virgen desde todos los años que tengo
- ¿También con sus hijas ahora?
- Si con mis hijas también, ahora no están aquí porque están casadas y no están tan integradas. Ahora tengo enseñadas a otro para de chiquitas para que si mis hijas no pueden, pues que lo haga otra. Se reunieron en el Parador. A mi me llamó José María Esguevillas que era entonces el presidente de las cofradías y de la Junta Pro-Semana Santa con unas cuantas señoras y nos dijeron que porque no se hacía una cofradía de mujeres. Y hablaron de la procesión del martes, que aquello era un barullo, que eso no era subida de pasos. Y así empezamos. De aquella reunión salió la Junta Directiva, a mi me nombraron presidenta. Y a la tesorera, Rosario Martínez Pinilla. Los otros cargos han cambiado. Ese año salimos treinta y siete. Tuvo un éxito que nos empezaron a llamar señoras, "que queremos ser". Al año siguiente ya salimos cincuenta y tantas. Y aquello fue aumentando. Y a una de las que era entonces vocal se le ocurrió que nos hiciéramos una capa que nos distinguiera algo. Negra de terciopelo, muy bonita.
- ¿Y calientes para el invierno?
- Nada, son heladoras, no quitan el frío. Forradas de morado. Y también una medalla, pero claro, no teníamos ninguna perra. Y Rosario Martínez y yo fuimos a Zamora, estuvimos con Dionisio Alba y con toda la cara pidiéndole que por favor nos hiciera unas medallas, que estos se había fundado y queríamos realzar esto un poco. Él nos la hizo a la buena de Dios, que nunca se lo agradeceremos bastante. Después se lo fuimos pagando poco a poco. Para los terciopelos de las capas también una cofrade nos adelanto los dineros, porque costó mucho dinero aquello y había que irlo sacando. Fuimos saliendo siempre manejando nuestro dinero. La gente se ha animado mucho, es muy consciente de que es muy bonito porque se va a acompañar a la Virgen y se ha recuperado una tradición.
- ¿Cómo viven ustedes la Semana Santa?
- Espiritualmente es una Semana Santa que te llena, porque la vives muy de cerca y junto a la Virgen. Te hace abrirte por dentro. Yo creo que es el efecto que debe de producir una Semana Santa. Pero trabajosamente sin perder comba, trabajando muchísimo porque tenemos un montón de cosas que hacer. El sábado 4, que lo hacemos siempre el sábado antes de la Semana Santa, vamos a vestir a las vírgenes. Yo en mi casa que está todo colocado y se convierte en un ropero: mantos extendidos, vestidos de vírgenes, planchando..., para tenerlo todo preparado. Luego se las viste, se las prepara y todas esas cosas. El sábado hay que cambiar de ropa otra vez la Virgen que sale el día de Resurrección, ponerla de blanco para la tirada del manto del domingo. Y las liturgias, el acompañar en las procesiones.
- Porque están presentes en todas
- En todas. Y en las que no son de la Vera Cruz y del Santo Entierro, en esas mandamos una representación de unas cuantas.
- Este año la Virgen de las Angustias estrena toldo.
- Dos cofrades lo están haciendo, que son estupendísismas que valen, no lo que pesan porque gracias a Dios están muy delgadas y muy guapas. Ayudan una barbaridad. En principio hicimos el manto para la Virgen de la Soledad, bordado, que fue a los tres años de estar la cofradía. Porque un año que llovió y se mojo de tal manera que se hecho a perder completamente y hubo que cambiarlo. Nos costo millón y pico de pesetas. ¡Hay para sacar aquel millón, aquello fue horroroso. Y las partes más pequeñas se las hicimos entre unas cuantas, que consta en los vestidos. Lo hemos hecho constar para el día de mañana, porque al fin y al cabo es Historia.
- ¿Para que se sepa quien intervino?
- Exactamente. Y después la Virgen de las Angustias estaba un poco desamparada. El vestido que llevaba, que era el de la boda de la madre de Solita, de Soledad González. Es una maravilla, pero claro con 150 años en seda natural, bordado completamente de azabaches, llega un momento que las cosas se desgastan. Y estás señoras dijeron que "nosotras se lo hacemos". La tela para el vestido la regalo otra cofrade, y estas nos lo bordaron. Y nosotras no tuvimos que pagar nada. Y este año hacía falta el toldo negro, porque el toldo blanco estaba nuevo porque lo había hecho Loly Cubo.
- Que también es miembro de las Damas
- Si. Nos ayuda una barbaridad. El negro estaba desgarrado. Y estas señoras se han vuelto a ofrecer. Y como se han alargado los banzos de la Virgen de la Soledad y había que añadir unas almohadillas para los portadores, también lo están haciendo. Todo desinteresadisimamente. Tenemos mucha colaboración. Alguna más quisiera yo porque hay veces que las que estamos en la Junta Directiva...
- Llevan todo el peso
- Claro. Hay que hacer muchas cosas. Nosotras también hemos puesto el toque femenino. Van todas arregladas. Cuando empezamos las decía puesto todo encima no. Os arregláis, os ponéis guapas, alguna joyita. Que salgamos guapas pero elegantes.«Ahora que se están quitando las diferencias, por qué no dejar participar a las mujeres»
- ¿Cómo pueden entrar nuevas hermanas a la Cofradía?
- Diciéndonoslo a cualquiera. Nosotros le facilitamos todo: medalla, pin, librito del cofrade. Les indicamos donde hacer la capa y el farol. Y tener un traje preparado que sea completamente negro, con medias y zapatos negros. No tienen que hacer nada más. Tenemos en mente hacer como unas charlas a principios de Cuaresma para mentalizar a todas las señoras de que Semana Santa no sólo son los días de las procesiones. Tenemos que se cofrades todo el año. Y hay que hacerlo notar. Serán charlas para orientarlas en lo que necesiten
- ¿Qué destacaría de la Semana Santa de Benavente?
- No creo que ni con Zamora ni con Valladolid nos podamos comparar. Ni a años luz. Pero haciendo comparaciones de hace diez años que estamos nosotras con la cofradía, a hoy no es ni conocida la Semana Santa.
- ¿Es mejor ahora?
- Infinitamente. La verdad tenemos que sentirnos orgullosas de haber conseguido esto. Porque ha cogido auge, la gente esta mucho más ilusionada, más metida.
- ¿En el futuro seguirá creciendo?
-Haremos lo que podamos y cada vez un poco más. Y esforzándonos todas un poco no creo que sea difícil. Todos los años cuando hacemos la imposición de medalla, que la hacemos en Santa María, que es nuestra iglesia nos dice Don Gildo "¿pero cuántas son este año? Si ustedes van a hacer a todo el pueblo" y digo yo "Ojalá Dios". Porque hay muchas señoras que son mayores y no desfilan.
- ¿Por problemas de salud?
- Claro. No desfilan y eso se nota. Por eso nos interesa que venga gente joven. Además es bueno porque están pendientes las jovencillas de llevar el estandarte. Las ves con ilusión.
- ¿Qué opina de la negativa de algunas cofradías a permitir la entrada de mujeres?
-Yo creo que ante Dios somos todos iguales. ¡Que más da! Por qué esa polémica ahora que estamos quitando de todos los sitios las discriminaciones y las diferencias. A mi me parece bien que entren mujeres, si con eso van a dar gloria a Dios o van a abrir su corazón a Dios en esos días de Semana Santa. Bendito sea, que a lo mejor si no las dejan entrar están renegadas y están haciendo mal. Y si van dentro de su capuchón y de su procesión a lo mejor es su momento de encontrarse con Dios, que es lo que hace falta. Y de sacar nuestra religión adelante y nuestra religión a las calles que es lo que se pretende porque están corriendo unos tiempos difíciles para la religión.

Foto: Claudio F. de la Cal - Semana Santa 1996

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