El Carmen, una fiesta que no se olvida
Centenares de devotos desfilan con solemnidad al atardecer junto a la imagen de Nuestra Señora, una magnífica talla del escultor zamorano Ramón Álvarez
Salida de la Virgen del Carmen. Foto M. A. C.
Los rayos del sol querían prolongarse un poco más en el cielo benaventano, y ello porque la Señora salía a la calle. La más guapa, como en esta ciudad se refieren a la Virgen del Carmen. A una talla con factura de 1874, del escultor Ramón Álvarez y que representa a la Señora del Monte Carmelo, la que debe su advocación a Tierra Santa.
Desde su sede en la iglesia de Renueva y ante una multitud, la Virgen del Carmen recogía agradecida las emociones de sus numerosos devotos. No en vano la cofradía de mediados del siglo XVII cuenta con un registro de 620 personas. La mayoría de ellas luciendo orgullosas la medalla que les identifica.
Y los ya tenues rayos de sol se proyectaban sobre el rostro de la Señora pregonando su belleza. Toda ella lucía de gala porque ayer era su fiesta y no era un domingo cualquiera, era el 16 de julio, el Día del Carmen. La solemnidad del desfile procesional estaba asegurada. Ordenadamente se abría el cortejo entre la multitud. La Cruz guía, el estandarte de la Señora con el paño del siglo XIX, restaurado el pasado año por las religiosas pasionistas del monasterio de Santa María Magdalena de Oviedo. El nutrido grupo de niños de Primera Comunión, muchos de ellos arrojando pétalos de rosas sobre el pavimento. La imagen de la Virgen del Carmen portada en andas, presbíteros y seminaristas, las damas de la Virgen, miembros de la Corporación municipal y cerrando el desfile la banda de música Maestro Lupi. Y a ambos márgenes de las calles, los numerosos devotos. Y como maestro de ceremonias, el párroco Tomás Calero quien con su bonhomía característica se dirigía a los devotos invitándolos a que clamasen piropos a la Señora. Y lo hicieron nada más salir la imagen a la calle, a los sones de la marcha real. La entrada al templo se hacía triunfal y el canto de la salve se hizo notar, al igual que momentos antes, al finalizar la celebración de la misa solemne. Con esta celebración se culminaba el novenario, aunque la mañana de ayer se procesionaba la imagen hasta el Paseo de la Mota.
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