Luego los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado; y además la túnica. Esta túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Dijeron entonces los soldados: "No la rasguemos, sino vamos a echarla a suertes, a ver a quién le toca". Así se cumplieron las Escrituras. (Juan 19, 23-24).
Las Chapas es un juego que consiste en lanzar dos monedas y se gana o pierde cuando sus caras son iguales y coinciden o no con la apuesta realizada. Situados los jugadores en corro, dentro se sitúan los
barateros -encargados del buen lanzado de las monedas y responsables de cobrar y pagar las apuestas-. A continuación, un jugador apuesta una suma de dinero que, en orden y por su derecha, se va cubriendo. El apostante elige su opción
caras o lises y realiza el lanzamiento de las monedas. Al perder en su apuesta pierde también su turno, que pasa al jugador situado a su derecha.
Según cuenta la leyenda, Dña. Juana de Castilla autorizaba el juego a los hermanos cofrades y los beneficios obtenidos se destinaban a la compra y restauración de los pasos. Hoy día el juego de las chapas se ha hecho muy popular y existen muchos locales públicos donde se montan los
corros de chapas durante la Semana Santa.
La foto que adjuntamos corresponde a la
"perra gorda" con la que tradicionalmente se juega en Benavente. En el reverso de las monedas se pinta una cruz en rojo que permite distinguir, desde la distancia, mejor sus dos caras.