LA ESTRELLA DEL MAR BRILLA TIERRA ADENTRO
Como sus antecesoras las enseñaron, como ellas aprendieron; las camareras de la Virgen del Carmen cumplieron con la tradición, realizaron el rito de vestir a la Virgen con sus mejores galas, de prepararla para la fiesta, como hace una madre con sus pequeños.
Mantillas, coronas, pendientes, collares, mantos; todo pasó por sus manos para con habilidad y delicada labor quedara todo impoluto, sin una arruga, sin una sombra sin pulir.
Listo y dispuesto para que dé comienzo el primer día del novenario dedicado a la Virgen del Carmelo. Pequeña se ha quedado de iglesia carmelita para albergar la devoción que sienten los benaventanos por esta advocación mariana, traída a estas tierras por la comunidad carmelita del desaparecido convento de Valderas (León).
Don Ramón Álvarez supo dar a esta Madre un rostro sereno, de ternura maternal y a su Hijo la vivacidad de un rostro infantil.
A semejanza de la antigua costumbre de las madres de estas tierras, que en los duros inviernos recogían sus viejas toquillas hacia un costado para arropar al pequeño retoño; esta imagen es una de las pocas que cruza su manto hacia el brazo derecho sobre el que descansa el Niño, como símbolo de protección a sus hijos.
Todo esto tendrá su momento culminante el próximo domingo, día 16, cuando después de la misa de las 8 de la tarde salga la multitudinaria procesión que, presidida por el Obispo de Zamora, D. Gregorio Martínez Sacristán, recorrerá las calles de la esta vieja parroquia de Renueva.
La humildad de la Madre y la viveza del Hijo
La Virgen brilla en la penumbra de la noche
Un don tienes, Madre del Carmelo.
Tu compañía nos da paz y sosiego.
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