BENAVENTE A VISTA DE PÁJARO
VISTA AÉREA DE BENAVENTE (LA PLAZA MAYOR Y ALREDEDORES A COMIENZOS DE LA DÉCADA DE 1960)
VISTA AÉREA DE BENAVENTE (LA PLAZA MAYOR Y ALREDEDORES A COMIENZOS DE LA DÉCADA DE 1960)
Esta insólita instantánea de Benavente, tomada durante los primeros años de la década de 1960, nos proporciona la posibilidad de contemplar a vista de pájaro una perspectiva de una importante y representativa parte del entramado urbano de la ciudad por aquellas fechas.
La imagen se centra en uno de los espacios más relevantes histórica y arquitectónicamente de Benavente, delimitado éste en el lado izquierdo de la imagen por la Calle de Santa Cruz (por entonces denominada del General Mola) y el Corrillo de San Nicolás (o plaza de Núñez Granés). El lado derecho de la fotografía lo ocupa y definen en buena parte la Plaza del Grano, la Calle Encomienda y la Plaza Mayor, mientras una densa trama de calles, plazas y plazuelas, de la que se aprecian mayormente los tejados de un denso y abigarrado caserío, configuran prácticamente el resto de la imagen. Tan sólo al fondo se divisan espacios más abiertos, que corresponden al ensanche de la ciudad hacia nuevas barriadas de viviendas, mientras en el horizonte se divisan los campos y tierras de labor que la circundan, próximas a la vaguada y camino llamado de la Rosaleda.
La luz intensa del estío define unas formas tersas en las primeras horas de la tarde. Plazas y calles se muestran con un aspecto desolado y solitario. La ausencia de vehículos, pues tan sólo unos pocos se localizan en la Plaza del Grano y en la Plaza Mayor, nos brinda la oportunidad de contemplar un Benavente con gran amplitud de espacios, sin que nada estorbe o distraiga en la contemplación de sus arterias urbanas.
La ciudad parece sestear, mientras tan sólo algunas personas se aventuran a realizar la travesía bajo el rigor de un sol que se manifiesta implacable. Los edificios de la calle Encomienda proyectan su sombra sobre el pavimento, advirtiéndose tan sólo la silueta de una mujer que desciende caminando a la altura de un vehículo aparcado junto al edificio que hace esquina, conocido éste como Casa de Santiago Barrios.
La plaza del Grano o de los Bueyes (oficialmente designada entonces como de Gonzalo Silvela) se nos muestra definida por la barbacana y las sempiternas escalinatas de piedra, conformadas ambas por los sillares procedentes del desamortizado Convento de San Francisco. Aparece la plaza empedrada de morrillo, formando una sucesión de bandas que descienden plaza abajo y flanqueada ésta por una sucesión de casonas, entre las que sobresale la conocida como “Casa del Cervato”. Si nos fijamos atentamente en varias de ellas se distinguen algunas personas resguardadas a la sombra y frescor que ofrecen los portales en las horas de la canícula estival.
En primera línea el edifico del Ayuntamiento, del que se aprecia la esfera del reloj que miraba hacia la plaza del Grano, y el edifico del antiguo Café del Conde (en cuyas dependencias se encontraba la O.J.E. y las oficinas de Teléfonos). Detrás en un segundo plano la Plaza Mayor se define como un espacio porticado, gracias a sus antañones soportales. En su parte central se distingue perfectamente el trazado del jardín que ocupaba su parte central, presidido por el pedestal con el busto de Francisco de Castro Pascual (Hijo Predilecto de la ciudad). El óvalo central ajardinado que se aprecia perfectamente dibujado desde la visión que proporcionan las alturas se nos muestra con una caprichosa geometría de plantas de boj. Cual oasis, una palmera parece querer proporcional algo de sombra y decorado exótico a la recia plaza castellana. Algún caminante cruza el ágora bajo el sol cenital.
En el lado inferior izquierdo el Corrillo de San Nicolás, del que se distingue el frente de sus característicos soportales, pudiéndose observar también las escalinatas de los urinarios públicos que existían en la plaza. Ello al tiempo que un pequeño grupo de viandantes parecen departir resguardados a la sombra que proyecta uno de los edificios situados en las esquinas que dan a la Rúa (concretamente el edificio de Cándido Allén o “de Las Candiditas”). Del Pasaje Conde Patilla (denominado por entonces así, aunque su nombre original es “Pasaje o Calle de las Guindas”) se aprecian las zonas superiores de algunas de sus edificaciones, como la “Casa del Capricho”, mientras la Calle Cortes Leonesas (antiguamente de La Manteca) se distingue nítidamente en su totalidad su trazado y pavimento hasta su desembocadura en la Calle Herreros, frente al mirador del antiguo Salón de Baile Jalisco (y que pocos años después de esta instantánea albergaría el comercio textil “ Toricoll”).
El ángulo derecho de la fotografía está ocupado por plazuela de la Calle Encomienda y las Escuelas del mismo nombre, definidas éstas por su amplia nave y sucesión de ventanales de sus aulas. El templo de San Juan del Mercado preside este espacio urbano con su bella portada de la Epifanía o de la adoración de los Reyes, situada al mediodía y cobijada sobre un gran arco apuntado, además de su torre y absidal cabecera románica. También se distingue parte del desaparecido Hospital Provincial o de San Juan y concretamente alguna de las galerías situadas en su patio central.
En conjunto se nos descubre un Benavente armónico en el que no existen grandes alturas discordantes. La Calle Herreros discurre en perfil horizontal, recorriendo toda la fotografía de lado a lado. De ella se distinguen particularmente algunas construcciones, como el edificio de los “Almacenes Anta” (por entonces en construcción), el Mercado Abastos, la “Casa del Tinte”, entre otros muchos.
En un segundo plano se nos dibujan una masa casi informe de edificios y tejados abigarrados, que apenas permiten vislumbrar algunas calles trasversales como la Calle Matadero, Calle Lagares, y la Plazuela del Sepulcro. En esta densa maraña se confunden tejados y límites de casonas, viviendas, cobertizos y dependencias.
En el ángulo superior izquierdo de la fotografía se distingue el descampado de la Plaza del Toril (con sus cuestos y con la antigua caseta de la fuerza eléctrica) y el solar que hoy ocupa el Parque de bomberos y el nuevo Toril.
En el centro superior de la imagen es de observar el estado de la prolongación de la Calle Lagares con las llamadas Eras de San Antón , a través de lo que por entonces se conocía popularmente como “Calle nueva”, y que se abre para comunicar el casco antiguo con el entonces nuevo Cuartel de la Guardia Civil, las Escuelas de las Eras y la barriada formada por los pabellones de los grupos de viviendas de la Organización Sindical en las Eras de San Antón (Grupos José Antonio, Virgen de la Vega, etc.). En el ángulo superior izquierda se distinguen vagamente las casas del conocido como Chalet de Llordén y las casas bajas de la calle Valdería y aledaños.
En resumen en la fotografía nos muestra una perspectiva aérea de un Benavente en buena parte ya desaparecido, cuando aún a comienzos de la década de 1960 la ciudad conservaba gran parte de sus antiguas edificaciones y las alturas de las mismas se limitaban en su mayor parte a unas pocas plantas. Sobresalían de la abigarrada masa de casas tan solo algunas construcciones, como eran principalmente los edificios públicos y las torres de los templos. Únicamente se apreciaban algunos síntomas o aires de cambio y modernidad en alguna puntual construcción, cuando todavía no habían llegado aún los efectos del desarrollismo de finales de la década de los sesenta, y que tanto van alterar el urbanismo local. Apenas en el horizonte se dejan notar algunas modernas edificaciones, fruto del ensanche de la ciudad y del urbanismo social que corresponde a la moderna barriada de las Eras de San Antón, y que por aquellas fechas se acababa de construir en esa zona de Benavente.
Hablamos pues de un Benavente que participaba en buena parte todavía de la tónica y el aspecto semiurbano de las décadas precedentes y en el que todavía apenas de observaban cambios en cuanto a su fisonomía. El plan nacional para la estabilización económica llevado a cabo en 1959 estaba aún reciente, y la iniciativa particular en cuanto a la construcción era más bien escasa. Tan sólo la obra pública, a través sobre todo del Ministerio de la Vivienda (Obra Sindical del Hogar), y que tenía su proyección en Benavente sobre todo mediante la construcción de los primeros grupos de viviendas sociales que se realizan en la ciudad. Un momento pues crucial y de gran interés para poder estudiar y observan la evolución urbana de la ciudad a camino todavía entre el pasado y la modernidad.
Comentario: Juan Carlos de la Mata Guerra
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Agradecemos a Santiago Llamas Ferrero (Librería Alfonso - alfonsolibros@ono.com) el que haya facilitado esta fotografía, que en su día fue adquirida por su padre -Don Alfonso LLamas Ferrero- a Paisajes Españoles.
Copia realizada por Foto Juanjo - fotojuanjo@fotojuanjo.com
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