Hoy traigo al blog el enlace con un artículo, publicado en nuestra web, de Antonio José Palazón Cano titulado "Los Signos en Semana Santa".
Antonio es un amigo sacerdote que hasta hace un par de años me tuvo que aguantar como compañero de trabajo y que, ante mi petición, no dudó en viajar desde Murcia a Benavente para casar a mi hija en la Iglesia de Santa María del Azogue.
Muchas fueron las conversaciones que sobre la Semana Santa mantuvimos este "viejo semanasantero" y ese "joven cura". Una de las curiosidades que le planteé fue la de que en varias procesiones del Domingo de Resurrección los cofrades van revestidos de túnica y con caperuz. Él me respondió que cubrirse la cara ese día es una anacronismo sin sentido.
Hoy nos lo justifica por escrito en un artículo del que transcribo los siguientes párrafos:
"Así pues, el Domingo es el día consagrado al Señor, es el día de la Resurrección, es el día por excelencia de la semana, de tal modo, que todo el sentido del día va encaminado a exaltar la Pascua del Señor con la alegría. No podrá concebirse, por tanto, como día penitencial. La verdadera penitencia ya ha sido obra de Cristo, que ha pagado por nosotros la pena merecida de nuestros pecados. Así pues, cubrirse la cara para desfilar procesionalmente un domingo (sea de Ramos o de Resurrección) es un anacronismo, solamente entendible desde el desconocimiento del significado de los signos.
El lenguaje propio de cualquier religión son los signos o símbolos, no escogidos aleatoriamente, sino con un poderoso significado. Quedarnos meramente en los accidentes externos, sin alcanzar la esencia de los mismos, es simplemente un activismo sin contenido alguno. Por eso, y con esto quiero concluir, es necesario recordar que las procesiones de semana santa son, ante todo, una verdadera catequesis de la pasión, muerte y resurrección de Cristo y esto no se hace de otra forma más que con signos, si estos dejan de significar, pierden su sentido todos nuestros afanes. Miremos atrás, queridos hermanos cofrades, y procuremos vivir los signos que hemos heredado y verdaderamente descubriremos un potencial de riqueza inmensa con el que poder acercarnos a Cristo, principio y fundamento de nuestra salvación."
Las fotos con que he ilustrado el artículo fueron realizadas por Francisco Gallego Dueñas y forman parte de una recopilación fotográfica de nuestra Semana Santa con las que ampliaremos nuestra Galería Fotográfica.
3 comentarios:
Algo que nos debería hacer reflexionar seriamente. Tengo en la cabeza el ejemplo de Sevilla y su cofradía de la Resurrección, haciendo Estación de Penitencia un Domingo de Resurrección, con caperuces y todo. No sé si el Domingo de Ramos, siendo Domingo de Pasión, también debe de acatarse estas normas... aún así, deberíamos esforzarnos en ser más coherentes con los signos y la liturgia.
Un abrazo.
Efectivamente, el Domingo de Ramos y, sobre todo, el Domingo de Resurrección, lo más propio es procesionar descubiertos, por los motivos apuntados en el artículo.
No obstante, en Valladolid por ejemplo, se da una circunstancia podríamos decir que curiosa. El Domingo de Ramos por la mañana, en la procesión de las palmas, y con la salvedad de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz, organizadora de la misma, sólo procesionan las secciones infantiles de las cofradías, y tanto estas como los adultos (directivos, encargados de procesión, etc.) procesionan descubiertos pues es una procesión de alegría; lo mismo sucede el Domingo de Resurrección, todas las cofradías procesionan descubiertas por tratarse también de una procesión alegre.
Sin embargo, el Domingo de Ramos por la tarde, en la Procesión del Santísimo Cristo de los Trabajos (popularmente conocida como la del "Traslado del Cristo de Laguna"), se procesiona con el capuchón, pues al procesionar un crucificado, parece que no tendría mucho sentido ir descubierto.
Uno de los comentarios dice, y con razón, que en Valladolid por la mañana desfilan los niños descubierto y por la tarde con un Cristo cubiertos. En el domingo de Ramos, la liturgia tiene un doble tono: alegría y pasión. Esto mismo puede expresarse sin dificultad en los defiles procesionales. La alegría queda manifestada siempre que se celebra la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén, es momento de fiesta, porque anticipa ya la victoria sobre la muerte, es aclamado como rey, cuando el desfile procesional, trata de reproducir este acontecimiento, no se debe uno cubrir la cara, puesto que es una procesión festiva y el tono que ha de predominar es la alagría. Sin embargo, si hay una procesión que en ese día desfila, pero que el centro no es la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén, sino la pasión de Cristo, lógicamente, un signo de penitencia por excelencia es cubrirse la cara. De hecho el nombre completo de ese domingo es domingo de ramos en la pasión del Señor. La misma liturgia de la Iglesia rememora en primer lugar la entrada triunfante de Jesús y posteriormente en la liturgia de la palabra de la misa el centro es la proclamación de la pasión del Señor según uno de los tres evangelistas sinópticos según el año en que nos encontremos.
Un abrazo.
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