Como curiosidad nos permitimos apuntar que posiblemente esta foto también corresponda a la celebración con la que se ilustra el comentario de nuestro paisano Juan Carlos en la citada entrada Boda en San Andrés. ¿?
Iglesia de San Andrés
Enlace Ismael Tomé - María Rodríguez
Fotografía gentileza de Rosa María Escudero
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Boda en San Andrés
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Boda en San Andrés
Las fotografías que aquí reproducimos, tomadas desde el coro, permiten contemplar el interior de la iglesia durante una ceremonia de boda. En las instantáneas se puede apreciar como el sacerdote está oficiando ante el altar mayor de espaldas a los fieles, tal y como era preceptivo antes de la reforma del culto surgidas del Concilio Vaticano II. Mientras, los contrayentes y padrinos de boda permanecen ante el altar, arrodillados en unos reclinatorios dispuestos para la ocasión y que han sido recubiertos de lienzo blanco. En las hileras de reclinatorios se encuentran a continuación instalados parte de los invitados, entre los que se encuentran varias jóvenes vestidas de blanco y que lucen una especie de tocados de idéntico color. El resto de los fieles contempla la ceremonia desde las capillas contiguas. En una de las instantáneas un grupo de niños apostados junto al altar vuelven sus cabezas hacia la cámara.
El retablo mayor en el cual tiene lugar la celebración de la misa, tal y como se puede apreciar en la foto, está presidido por la imagen de Nuestra Señora del Carmen. En las hornacinas laterales se localizan otras dos imágenes, una de ellas parece representar al Corazón de Jesús. En lo alto del retablo se alza la imagen del titular del templo: San Andrés. En el presbiterio una balaustrada separa al oficiante de los fieles, también se observa un par de hacheros a cada lado que sostienen grandes cirios. En uno de los laterales se deja ver parte del púlpito de la iglesia adosado a uno de los pilares que sostienen los arcos del templo. Una lámpara que pende de la bóveda ilumina la nave templo, mientras los candelabros y puntos de luz instalados en el retablo apenas logran iluminar el presbiterio. Todo ello parece crear una atmósfera que luces y penumbras parece enfatizar lo mistérico del sacrificio de la misa y la solemnidad de la ceremonia.
Juan Carlos de la Mata Guerra
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