martes, 16 de febrero de 2010

Debe Procesionar ?

Artículo de Opinión
Ramón Viejo Valverde
Mayordomo del Santísimo Cristo de los Afligidos


En los primeros años de la década de los noventa las Cofradías de la Santa Vera Cruz y del Santo Entierro, de la mano de su Secretario General José María Esguevillas, dan un impulso a la Semana Santa de Benavente recuperando tradiciones y ritos perdidos durante, fundamentalmente, las dos décadas anteriores.
Posiblemente la decisión más acertada, de las que se tomaron en aquellos años, fue la recuperación de la Sección de las Damas de Luz y de la Soledad, sin las que hoy día no se entendería la Semana Santa benaventana.
Otras aspiraciones, como procesionar la Piedad de San Juan o que las Parroquias de San Juan y Santa María compaginen sus actos religiosos del Domingo de Resurrección para celebrar juntos el encuentro de Cristo con su Madre, hoy, veinte años más tarde, no hemos conseguido que se hagan realidad.

Una de las decisiones que se tomaron en aquellos años, concretamente en 1994, fue la de procesionar el Viernes Santo por la noche las imágenes de la Piedad y del Cristo de los Afligidos, que se encuentran en la Ermita de la Soledad.
Se nombró Mayordomo de la Piedad al hermano cofrade de la Santa Vera Cruz, Felipe Moro, y la imagen recorrió las calles de Benavente los años 1994 y 1995.

A mí me tocó ser Mayordomo del Cristo de los Afligidos y ésta sería la pequeña crónica de su participación en nuestra Semana Santa:

El primer año, 1994, cuatro jóvenes cofrades del Santo Entierro lo portaron a hombros sobre las pequeñas andas del Cristo Resucitado y alumbrado por cuatro hachones que gentilmente nos facilitaron en la Cofradía del Silencio. Hachones que el año siguiente se sustituyeron por un foco de luz.

En 1999 “heredamos” las andas de Jesús Nazareno y pasaron a ser ocho sus costaleros: cuatro de la Santa Vera Cruz y cuatro del Santo Entierro, siempre dirigidos en las procesiones por otro joven cofrade. Es este año cuando toman la decisión de colocarse un verduguillo. Iniciativa que en los siguientes años también adoptarán en otros pasos de nuestra Semana Santa.

El año 2001 estrenamos andas y se aumentó el número de costaleros a doce, aunque poco pudimos disfrutar de ellas dado que el año 2002 se redujo el recorrido de la procesión por la lluvia y el 2003, último año que se tenía previsto que participara en nuestra Semana Santa, se suspendió por idéntico motivo.


Pocos conocen el daño que la carcoma ha provocado en el Cristo de los Afligidos, solo aquellos que lo pudieron ver y que participaron en su “reconstrucción”. Este deterioro y la antigüedad de la talla (siglo XIV) fueron los factores que nos llevaron a tomar la decisión de que no volviera a procesionar. “Mis jóvenes costaleros” recibieron la noticia con gran pesar, pero nos emplazamos para futuros retos.

Estoy convencido de que el Cristo de los Afligidos debe ser restaurado, debe ocupar un sitio preferente en la Ermita de la Soledad y no debe volver a procesionar. Este convencimiento y el hecho de no querer condicionar futuros acuerdos de la Junta Directiva, en concreto, el que vuelva a ser procesionado, me llevan a tomar la decisión de poner la mayordomía a su disposición.
Así se lo he comunicado verbalmente a nuestro Presidente y hoy lo dejo por escrito.

* * * * * * *

Las fotografías corresponden a los años 1995, 2000 y 2003.
En esta última aparecen los "jóvenes cofrades" de la familia Viejo acompañando al Cristo de los Afligidos que espera, bajo los soportales de Convalecientes, el cese de la lluvia para poder ser procesionado.

3 comentarios:

Benaventano dijo...

El Cristo de los Afligidos es una talla importante, tanto por su antigüedad como por su calidad, estéticamente distante por su época de creación de lo que denominamos barroco castellano, pero no por ello menos reseñable.

Aunque yo soy de la opinión de que los pasos hay que procesionarlos siempre que hayan sido hechos para ello, si el estado de deterioro es tal y como mencionas (y estoy seguro de que es así), creo que lo más prudente es no procesionarlo, en tanto en cuanto no sea restaurado.

Tengamos siempre presente que los cofrades de hoy somos herederos de aquellos bienes, tangibles e intangibles, aportados por nuestros predecesores y, a la vez, tenemos el deber de ceder esos bienes a las generaciones futuras, es decir, estamos de paso y nuestra responsabilidad es velar por la conservación de lo heredado y asegurar en la medida de lo posible su continuidad en las generaciones futuras.

Anónimo dijo...

Errar es de humanos y rectificar de sabios.

La Piedad y el Cristo de los Afligidos nunca debieron salir de la Ermita de la Soledad. No son imágenes para procesionar en Semana Santa.

Pero, para un futuro, ya se sabe: el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra.

Saludos.

RVIEJO dijo...

Para hacerse una idea del daño que las carcomas han hecho en esta talla baste con comentar que más no le pueden hacer.

Estamos en el año 2010 y supongo que deben existir técnicas que permitan su restauración, pero volver a procesionarlo sería, bajo mi punto de vista, una temeridad.

No obstante "Doctores tiene la Iglesia", en este caso en forma de Delegación de Patrimonio y Cultura en la Diócesis de Zamora, y en sus manos yo pondría este asunto.

Un cordial saludo.