viernes, 27 de septiembre de 2013

Talladas en madera

COMO SENCILLAS ORACIONES TALLADAS EN MADERA 

Durante varias semanas hemos tenido la oportunidad de visitar en Benavente una exposición colectiva de artistas y artesanos locales, organizada por la Asociación Cultural “Las Candelas”. La misma en la que se recogen obras de Inés Martínez (óleo), David Rosillo (óleo) y Antonino Delgado (talla en madera).

La muestra ha partido de la iniciativa y contado con la colaboración para su instalación de la siempre inquieta benaventana Pilar Huerga Mielgo (Piluqui). Inaugurada el pasado día 6 de septiembre de 2013 ha permanecido abierta en el Centro Cultural Soledad González de la ciudad.



De la misma, por su vinculación temática con el contenido de estas páginas, nos hacemos en particular, eco de la obra expuesta por el vidrialés, natural de Villaobispo, Antonino Delgado Núñez. Toda vez, que personalmente, nos ha llamado poderosamente la atención la obra salida de su gubia, por tanto por la temática religiosa de buena parte de la misma, como por su creatividad la hora de dar forma y transformar intuitivamente el tosco leño de madera en una pieza cargada de fuerza y sencilla naturalidad.

Sobre la obra expuesta por este humilde arista-artesano de la talla en madera, realizamos el siguiente comentario:

ANTONINO DELGADO NÚÑEZ 

Este “artista escondido”, tal y como lo denomina el profesor zamorano Herminio Ramos, nos ofrece escritas con su humildad y su silencio, con la aparente sencillez de las gentes del campo, unas formas puras cargadas de energía vital e “impregnadas de ese sabor y aparente sencillez que las cosas y las gentes del campo deben darle a sus cosas, a sus creaciones y a sus sueños”. No es pues extraño que el escritor Francisco Hernández Pascual entienda la obra de Antonino Delgado también como “fruto de esa pureza instintiva que mueve a veces al ser vivo del hombre”. Una obra que a su juicio es resultado del “grande, noble y sencillo esfuerzo, este que sitúa al hombre como al comienzo del camino, en un sentido y admirable anhelo de redimirse de su destino trágico”. No es por ello tampoco impropio que aquel vea en esta obra el resultado de la modestia afanosa, de la voluntad y del empeño, siendo por ello que sentencia: “Siéntase como quiera esta exposición, pero una lección conviene aprovecharla siempre. Y la lección que aquí nos toca es la de comprendernos abandonados todavía.”

Personalmente compartimos esta visión sobre la obra del vidrialés Antonino Delgado, y a estas opiniones sumamos la nuestra particular. Partimos para ello de la consideración de que su trabajo prescinde en buena medida de ese arte tan soterrado por siglos de cánones clasicistas, quizá condicionado en parte por su formación autodidacta y estimulando con ello la falta de preocupación por el naturalismo estricto. Con todo queda bien a las claras que sabe sacar de la madera y de su gubia lo mejor de si mismo. Como el humilde artesano de otros tiempos su obra viene a ser reflejo en buena medida de la soledad y cierto aislamiento en el que vivieron hasta no hace mucho las gentes del campo. Es por ello que su obra se entiende como fruto de esa sencillez intuitiva del alma, de ese ambiente primitivo y auténtico, que henchido de rusticidades supone un retorno a lo más elemental del ser humano. Por ello las piezas de Antonino nos acercan a unas formas puras, a veces sin refinamientos, de donde mana la ingenuidad a borbotones. Porque se puede decir en cierta forma que en las piezas salidas de sus manos late aún el espíritu atávico de las gentes de Vidriales, y que sus tallas vienen a suponer un cierto retorno al arte elemental que nos entronca con la cultura pastoril, que nos ofrece motivos inspirados en la naturaleza, y que como el arte indígena nos sugiere ecos lejanos de ese mundo ancestral de los espíritus que moran en las figuras talladas. En definitiva que nos participan de la fuerza, la simplicidad y el alma del artista-artesano.

Juan Carlos de la Mata 





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