domingo, 6 de septiembre de 2009

Ferias y Fiestas 1946

En esta ocasión traemos a este blog el programa publicado con motivo de las Ferias y Fiestas de Septiembre del año 1946. En él y bajo el título: Programa y Guía Industrial, después de unas primeras páginas de información general, nos encontramos con los siguientes apartados:

Benavente en tierras de Zamora
Guía Abreviada de su caudal Artístico y Arqueológico

Programa de Ferias y Fiestas de Septiembre de 1946

Guía Comercial, Industrial y Profesional de Benavente

PROGRAMA COMPLETO en PDF (20'5 MB)

La Guía Abreviada formó parte de distintos programas de la época y en ella se realiza un breve recorrido por las joyas de nuestro patrimonio como nos comenta su autor en el epílogo: "Pero algo es algo. Bueno es comenzar. Ojalá quien pueda y sepa mejor que yo continúe y dé cima a esta empresa de rehacer en todos sus matices la historia de Benavente y pueda brindártela un día en toda su esplendidez".

A las páginas correspondientes a este apartado accedemos desde el enlace: GUÍA ABREVIADA en PDF (4'5 Mb)

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De la Guía Abreviada:

Cristo tallado en Marfil

So la misma torre que cobija la Iglesia de Santa María, románica en su base, mudéjar en el campanario, ha buscado refugio el convento de San Bernardo. Y a la sombra del convento le ha encontrado, a su vez, un Cristo tallado en marfil, espléndido, maravilloso; un Cristo agonizante, pero con agonía tranquila, serena, resignada. ¡Armonía y equilibrio helénicos!

Los clavos le mantienen clavado a la cruz, aunque el cuerpo impávido no cuelga de esos clavos. Esos clavos no desgarrarán las carnes flácidas porque esas carnes no pesan. El espíritu divino que les da vida infunde en éllas una fuerza misteriosa y el cuerpo sujeto a la cruz no tiende a desplomarse sobre la tierra; asciende, vuela al cielo.


El crucifijo de San Bernardo es la imagen de Cristo-Dios. Es la antitesis de esa otra joya también marfileña que guarda la Sra. Viuda de Ramos. El Cristo de Ramos es la imagen de Cristo-Hombre. A no ser por los clavos caería desplomado. Falta la tranquilidad, la serenidad, la resignación. El dolor acongoja el alma y retuerce el cuerpo aunque la contorsión resulta mas violenta por la curvatura del material.


Si el espiritualismo de Hernández aletea en la primera de ambas imágenes, el realismo patético de Berruguete o Juni da vida a la segunda.



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